La zona de confort es ese estado mental nos sentimos cómodos, tranquilos, con nuestras aspiraciones cubiertas o aparentemente cubiertas, no tenemos presiones de ninguna especie y seguimos ahí precisamente porque es más cómodo.
Hagamos un pequeño ejercicio: cierren los ojos y piensen en el primer maestro de primaria que se les venga a la memoria, ¿ya lo tienen?, muy bien, ahora repitan el ejercicio para el primer maestro de secundaria que recuerden, ¿listos?. Muy bien ahora repítanlo para recordar el maestro de prepa y de carrera si es el caso. ¿Ya los tienen?, ¿Qué tienen en común?.
Muy probablemente tienen en común que los recuerdan porque eran muy exigentes, fueron maestros que sacaron lo mejor de nosotros y las cosas que nos enseñaron fueron más allá de su materia, nos enseñaron disciplina, a cuestionar, a trabajar, a investigar, a pensar. Normalmente las personas que nos exigen, que nos impulsan a dejar nuestra zona de confort y nos llevan hacia nuestra zona de aprendizaje dejan una huella profunda en nosotros.

¿Es malo estar en tu zona de confort?, depende de que tan arraigado estés en ella, todos tenemos la tendencia a estacionarnos ahí, pero estar demasiado tiempo hace que perdamos la perspectiva y nos vulnera al grado que puede llegar una persona, una circunstancia, un evento que nos haga perder todo por lo que habíamos trabajado y por lo que estábamos tan cómodos.
Estacionarte en la zona de confort implica una cierta forma de conformismo, de no aspirar a más, de no buscar la manera de ser mejor en lo que hacemos y en lo que somos. Más allá de la zona de confort está nuestra zona de aprendizaje, es importante ampliar esa zona porque a la larga ampliará también la zona de confort una vez que dominamos los nuevos conocimientos y será nuevamente el momento de incursionar en esa zona que nos lleva a crecer y mejorar.
Nuestras rutinas son los ladrillos que edifican nuestra zona de confort, mientras más aferrados estamos a ellas se nos hace más difícil derribar las barreras y se van creando nuestros paradigmas, que son los esquemas mentales que tenemos arraigados y nos impiden crecer y desarrollarnos personalmente.
Cosas tan sencillas como comer siempre en los mismos restaurantes, pedir los mismos platillos, viajar a los mismos lugares, hospedarte en el mismo hotel, en fin, las mismas rutinas impiden que conozcas nuevos restaurantes, nuevos platillos, mejores lugares para viajar. Así sucede con las cosas que hacemos cotidianamente, reproducimos las mismas acciones una y otra vez y no queremos que nada ni nadie nos saque de nuestra rutina.
Atrévete a salir de tu zona de confort, aprende nuevas cosas, conoce a más gente, comienza una actividad nueva, haz algo que te cuesta trabajo hacer, comienza a hacer ejercicio, amplia tu zona de aprendizaje para crecer y mejorar cada día.
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Como siempre, les dejo la reflexión en una frase...
"No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje."
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
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