Hace unos días platicaba con mi hermano sobre este proyecto de escribir en el blog, el tiempo que le dedico y lo difícil que puede hacerse conforme pasan los días, no estoy muy seguro incluso que, quienes me leen, sepan que hago una publicación diaria de lunes a viernes como si fuera una columna periodística.
Me quede pensando en el tema y quiero comentarles cómo es mi proceso de escribir, para mí es como platicar, me parece que estoy sentado en una sobremesa después de una comida y alguien expresa una opinión respecto a un suceso, o manifiesta una inquietud sobre algo que le preocupa, o simplemente hace conversación sobre algo irrelevante que va enriqueciéndose a medida que intervienen los demás, así comienza el proceso.
El tema comienza a dar vueltas en mi cabeza y me trae recuerdos de situaciones vividas en el pasado, me trae a la memoria lecturas que hice alguna vez, cuando acudí a alguna capacitación, un programa de televisión, algo que leí en el periódico, algo que alguien me platico y se comienza a armar como un rompecabezas.
Cuando hago ejercicio, sí aunque no lo crean hago ejercicio, no tanto como dijera Chespirito, qué bruto cómo hago ejercicio, pero si lo hago, cuando estoy trotando o caminando me vienen a la mente muchas ideas y conceptos sobre el tema que ya decidí.
Una parte que considero importante, es que fijo mi postura al respecto del tema, eso es lo que pienso le da valor a lo que escribo, pretendo que mi postura despierte en ustedes el estar de acuerdo o no, esa es la primera parte de la reflexión, que cuestionen si lo que digo tiene fundamento, si lo que digo les hace sentido.
Pero de nada sirve escribir sobre algo si al final no queda nada, entonces pienso en que mensaje quiero transmitir que ayude a tener esa pequeña mejora diaria que nos hace crecer, si el mensaje contribuye a ponerle foco, es decir, concentrarnos en algo que específicamente me ayude a ser mejor persona, mejor padre, mejor hijo, mejor hermano, mejor empleado, mejor jefe, mejor cristiano, en fin mejor en toda la extensión de la palabra. Así podemos decir entonces que estas reflexiones agregan valor.
Es común que repita conceptos, esa constante repetición termina por hacer que se vayan profundizando en nosotros mismos hasta quedar cada vez más convencidos, en este momento es cuando, desde mi punto de vista, se da el aprendizaje; cuando nos apropiamos de esos conceptos, los hacemos nuestros y los repetimos una y otra vez, hasta hacerlo intuitivo, de manera similar a como nos aprendimos a andar en bicicleta. En esta parte del proceso, viene otra reflexión, confirmar si realmente estamos haciendo lo que estamos aprendiendo.
Lo que dices no puede tener congruencia si no lo haces, la acción decidida es, normalmente, una invitación común en mis conversaciones, no podemos tener el síndrome del "zopilote estreñido", que consiste en planear y planear sin obrar. Hay que actuar, no puedes cambiar, no puedes mejorar si sigues haciendo las mismas cosas siempre, recuerden que se requieren 21 días para cambiar un mal hábito.
Así, salen los párrafos solitos, prácticamente sin esfuerzo y esos minutos realmente se me pasan rapidísimo, los disfruto, me sorprende la facilidad con la que salen las palabras, probablemente también se deba que tengo mucho que decir y apenas comienzo, he leído que algunos columnistas se llegan a quejar de que ante la necesidad de cumplir con su artículo diario o semanal, les cuesta trabajo encontrar temas de interés, vamos a ver que pasa más adelante.
Ya he comentado que si bien es cierto que escribo para todos los que quieran leerme, también escribo para mí, las reflexiones tienen un receptor del mensaje que es mi YO interior que necesita ser activado, que necesita ser inspirado, que necesita ayuda para enfocarse, para disfrutar de la vida y tener esa actitud que pudiera llamarse felicidad, y como dice por ahí un refrán "que quien por otros pide, por sí aboga", ese ejercicio que está dirigido para mis lectores es a mí a quien más beneficia.
Así, cuando me doy cuenta, quedo lista la publicación del día, hay veces que he llegado a tener hasta 4 conversaciones listas para publicarse, para finalizar, solamente una pulidita a la puntuación, a clarificar alguna redacción confusa y ¡listo!.
Así, cuando me doy cuenta, quedo lista la publicación del día, hay veces que he llegado a tener hasta 4 conversaciones listas para publicarse, para finalizar, solamente una pulidita a la puntuación, a clarificar alguna redacción confusa y ¡listo!.
Todavía no estoy seguro de que a la gente les guste lo que escribo, por comentarios creo que ya he conquistado algunos lectores, como dice "Catón" en su columna, que tiene a cuatro, ojalá pueda llegar por lo menos a ese número, mientras tanto, seguiremos compartiendo el día con ustedes y dejando una reflexión en una frase...
"Para escribir sólo hay que tener algo que decir."
Camilo José Cela (1916-2002) Escritor español.
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