"Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro" dice un refrán, tambièn hay quien dice que los amigos se cuentan con los dedos de la mano y sobran dedos, lo cierto es que los amigos son de las relaciones positivas que generan esa sensación de bienestar que se reconoce como felicidad, tener amigos nos hace felices.
Comenzamos a tener amigos desde que somos niños, tan pronto estramos a la escuela o comenzamos a convivir con los hijos de las amigas de mamá, por ejemplo mi hijo Fernando tiene una amistad con mi ahijado también llamado Fernando desde que tienen 3 años cuando comenzaron en la sección maternal de Jardín de niños, a pesar de que pasa tiempo sin verse, cuando lo vuelven a hacer la pasan tan bien juntos, que parece que nunca se dejaron de ver.
Los amigos en nuestra infancia son compañeros de juegos, compañeros de aventuras, comparten con nosotros juguetes, golosinas y sobre todo tiempo, la amistad se centra en la diversión, dificilmente hay problemas y cuando los hay se resuelven muy rápidamente porque como niños no se guardan sentimientos negativos que afecten la amistad, la conversión de los sentimientos negativos a positivos de da de manera fácil y rápida.
Durante la adolescencia, la relación de los amigos se complica con la cantidad de emociones desconocidas e incontrolables que provocan las hormonas de la pubertad, a ratos son amigos y a ratos no, se comienza a tener amigos del sexo opuesto, algo que no sucedía en la niñez donde se busca más la amistad de personas del mismo sexo. Durante la adolescencia se establecen las primeras relaciones amorosas que no son más que amistades con más expresiones de cariño, nos interesamos en ser atractivos para esas personas. Durante este periodo es más complicado que los sentimientos negativos como la inseguridad, los celos, el enojo pasen con la rapidez de antes, sin embargo aún es sencillo hacerlo.
Los amigos de la juventud son más complices que amigos, son compañeros de las nuevas experiencias, de la libertad que comenzamos a vivir, nos alientan a atrevernos a realizar actividades que dudamos hacer, normalmente piensan como nosotros así que escuchamos más sus consejos por que es como si me hablara yo mismo, solemos hacerles más caso que a los padres, también aquí es muy importante la diversión para fortalecer el lazo de amistad, los amigos de la juventud comparten la irresponsabilidad de sus actos y afrontan juntos las consecuencias y aprendizajes, para eso son los amigos, para estar contigo en las buenas y las malas.
Conforme maduras, estableces y formalizas tus relaciones de tu núcleo familiar personal, los amigos son los amigos del matrimonio, el lazo de amistad es ahora en los grupos con los que te vas desarrollando, papás de los amigos de tus hijos, miembros de la sociedad de padres, compañeros del trabajo, grupos de la Iglesia, también se tiene la suerte de que amigos de la infancia, adolescencia o juventud, sean ahora, ya casados, los amigos como pareja.
La manera de fortalecer la amistad como todas las relaciones se hace con la convivencia y la presencia diaria, sin embargo, la distancia, el tiempo o el olvido hacen que se vayan quedando amigos en el camino, ese problema hoy tiene una solución, las redes sociales ofrecen una forma muy rápida de localizar a tus viejos amigos, a veces lo único que falta es dar el primer paso para la búsqueda.
Las relaciones positivas de la amistad, maduran contigo, se convierten en un soporte importante para afrontar los problemas, son fuente inagotable de consejos bien intencionados, dan fortaleza para tolerar nuestras pérdidas y son compañia en el duelo. Un buen amigo siempre está contigo aunque no esté presente y sabes que basta una llamada para que lo haga.
Quisiéra ser una persona que para contar a sus amigos no le alcancen los dedos de la mano, ni las estrellas en el cielo o los granos de arena de desierto, porque efectivamente quién tiene amigos tiene un tesoro, vaya un abrazo cariñoso para mis amigos con mi agradecimiento por regalarme su amistad.
Como siempre les dejo la frase para la reflexión...
"No hay mayor placer que el de encontrar un viejo amigo, salvo el de hacer uno nuevo."
Rudyard Kipling (1865-1936) Novelista británico.
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