jueves, 7 de noviembre de 2013

El sano equilibrio...

Ayer comentaba respecto a este cuadro que debemos buscar un sano equilibrio en la distribución de nuestro tiempo:




¿Cual es ese sano equilibrio del que hablo?, Si el día tiene 24 horas, entonces corresponden 8 al trabajo, a la actividad productiva que genera los ingresos con los cuales solventamos nuestros gastos cotidianos, 8 corresponden al descanso y propiamente debería decir al dormir; y por último las 8 restantes corresponden a nuestro solaz y esparcimiento, aquellas actividades que nos relajan, que disfrutamos, que normalmente las hacemos con la familia o con los amigos.

Si le dedicamos más tiempo a uno, por lo consiguiente se lo quitamos a cualquiera de los otros, si pasamos 10, 12 o 14 horas en el trabajo, quiere decir o que dormimos menos horas y afectamos nuestro tiempo de descanso o que le estamos quitando ese tiempo a la convivencia familiar, a cultivar amistades, a aprender, a distraernos, a divertirnos.

Lo mismo sucede cuando dormimos demasiado tiempo, alguna de las otras actividades lo resiente y entonces, o somos menos productivos, o tampoco tenemos una vida social, o dedicamos poco tiempo a nuestro mejoramiento personal, sea físico, intelectual o espiritual.

En ocasiones el tiempo adicional que dedicamos al trabajo es ocasionado por nuestros propios jefes, hay jefes que pierden el tiempo y cuando se acerca la hora de la salida es cuando piden toda la información y quieren que sus colaboradores se queden hasta entregarla cuando tuvieron todo el día para hacerlo. Estos jefes quieren imponer sus ritmos, normalmente ineficientes, a sus colaboradores que ya llevan trabajando la mayor parte de la mañana.

Particularmente siempre he comentado que las personas que se quedan más tiempo en el trabajo es por ineficiencias propias o por ineficiencias de sus jefes. El trabajo es un proceso que nunca termina, por lo que debemos aprender a ser efectivos y dar tiempo de calidad en el trabajo para poder salir a tiempo.

A lo largo de mi vida profesional, he visto mucha gente que se queda tarde a trabajar, eso le genera costos a la Organización, porque muchas veces quedan encendidas luces y aire acondicionado diseñados para toda la oficina, solamente para que una persona que no concluyó su trabajo se quede a terminarlo, en la gran mayoría de las ocasiones estas personas iniciaron su día preparándose café, comentando las novedades del día anterior, platicando y perdiendo el tiempo y quitándoselo a otros, es decir, el tiempo que debería estar trabajando se la pasa distrayéndose y el tiempo que debería ocupar para socializar ahora lo ocupa "trabajando".

Las personas que no pueden organizar sus tareas y su tiempo, normalmente roban tiempo de una actividad a otra en un constante desequilibrio que termina por agotarlos y además proyectando una imagen negativa de desorganización e incumplimiento a sus pares, colaboradores y jefes, pero no solo a ellos, también su familia y amigos se ven afectados por este desequilibrio personal.

Cuando nos dedicamos a lo que nos gusta realmente y hemos logrado seguir el camino de nuestra vocación, este equilibrio se da naturalmente porque el tiempo llamado de "trabajo" es realmente de solaz, lo disfrutamos y compartimos, lo vivimos con la familia y los amigos y el tiempo se multiplica, las 16 horas que equilibran la ecuación parece que se convierten en 2 o tres veces más porque somos altamente productivos y eficientes, simplemente porque nos gusta hacer lo que hacemos.

Al contrario que cuando lo sufrimos, el tiempo parece que no nos alcanza porque dilatamos el cumplir con esa "obligación", con ese trabajo, ir cada día a la oficina se convierte en una pesada carga, aprovechamos cualquier momento para distraernos y entonces tenemos que recuperar el tiempo perdido con más horas y nos metemos en un círculo vicioso que acaba por explicar por que no terminamos las tareas, por que no nos alcanza el tiempo y porque estamos tan presionados.

La presión evita que se duerma con tranquilidad y comienzas a tener periodos de insomnio, despiertas de madrugada preocupado porque no terminaste un trabajo o porque tienes muchas cosas que hacer al día siguiente, cuando llega la hora de levantarte estás más cansado que cuando te acostaste y ese cansancio lo llevas a la oficina y lo acumulas toda la semana, basta con ver cuántas personas empiezan la semana deseando que llegue el viernes para corroborar lo que les digo.

Si la actividad que realizas para obtener los ingresos que solventan tus gastos no la disfrutas, entonces es trabajo y no es malo, al contrario, que bueno que tienes trabajo, pero el trabajo que tienes que hacer no se va a acabar, ni te lo vas a acabar en un día, dedícale sólo lo que le corresponde y no le robes tiempo a las otras 2, dedícale tiempo de calidad, no de cantidad, esta recomendación aplica para el descanso y para el solaz también. No puedes tener tu cuerpo en un lado y tu mente y corazón en otro. Si estas en el trabajo, trabaja, si es hora de dormir, duerme y si vas a divertirte, diviértete.

Como siempre les dejo la reflexión en una frase...

"Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo."
Napoleón I (1769-1821) Napoleón Bonaparte. Emperador francés






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