En días pasados, estudiantes del Tec de Monterrey hicieron un ejercicio muy interesante, pusieron una tiendita en la cual los estudiantes tomaban el producto que querían y dejaban el pago correspondiente. La intención era evaluar el nivel de honestidad, lamentablemente el ejercicio fracasó, los faltantes de mercancía se acumularon.
El pasado fin de semana, el rector del Tec se refierió al ejercicio diciendo que los valores son enseñados en el hogar, las escuelas y universidades son complementarias. Tiene razón.
Hay una tendencia generalizada orientada a creer que es la escuela la responsable de educar a los niños, los padres exigen que las escuelas formen a sus hijos y ni siquiera se preocupan por validar que exista una congruencia en lo que los maestros enseñan y lo que los padres hacen en sus casas.
¿Ustedes creen que un estudiante del Tec tenga necesidad de robar mercancía de una tiendita?, yo creo que no, pero cuando los valores están difusos y los muchachos no saben diferenciar entre lo bueno y lo malo y los alcances de las decisiones que toman, se les hace fácil tomar algo que no les pertenece, simplemente porque no habrá consecuencias, no hay castigo.
Pero si esto sucede en un nivel que podríamos calificar como socialmente alto, en donde las personas no tienen la preocupación de cubrir las necesidades diarias, en cierta forma sus problemas económicos están resueltos, imaginen lo que pasa en las zonas en donde la gente no sabe si podrá llevar alimento a su mesa el día siguiente y no porque la pobreza justifique la deshonestidad, sino porque la necesidad amplia sus límites.
Es muy triste ver que los valores familiares y su transmisión generacional se han venido deteriorando, es cierto que la escuela es auxiliar de la formación, pero hoy tampoco cumple esa función, se han eliminado materias como el civismo, en donde se ponía énfasis en valores como la honestidad.
El fracaso de estos ejercicios debe ser un serio llamado de atención, vemos con que facilidad se transgrede la ley, un huracán da el pretexto para saquear una ciudad, una marcha de protesta se convierte en un conflicto armado y desaparecen jóvenes que se dicen normalistas y hacen del chantaje a la autoridad su modus vivendi.
Los principios morales y los valores son inculcados por los padres a través del ejemplo, quienes leen este post, asegúrense de hacerlo personalmente y de inculcarlo en sus hijos, llegará el momento en que pueda dar finalmente el golpe de timón definitivo.
Por hoy el mensaje para la reflexión...
"Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa."
Demócrito de Abdera (460 AC-370 AC) Filósofo griego.
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