miércoles, 7 de mayo de 2014

El privilegio de ser madre III

El privilegio de ser madre no sólo es la posibilidad de que un nuevo ser crezca en tu vientre, sea parte de tí y de tu cuerpo durante nueve meses, es también el vínculo que persiste y trasciende espacio y tiempo, piénsenlo, como hijo o hija, pero sobre todo si ya fuiste madre.

El tiempo que pasa la madre con su bebé del que hablamos ayer y que dejamos en el momento en que es el primer día de escuela, para las madres primerizas es nuevamente como un parto, es como si te volvieran a cortar el cordón umbilical, se da una separación y se siente la pérdida del ser que ha sido el centro de atención durante tanto tiempo, esto también crea un proceso de duelo.

Cuantas madres llegaron de regreso a casa y lloraron la ausencia del bebé que se va transformando en niño, sintieron el silencio y extrañaron el bullicio, sus pasitos, su risa, sus peticiones insistentes, sus gritos y su llanto. La espera de la salida de la escuela y verlo nuevamente se convierte en un momento sumamente feliz, con el paso de los días la costumbre diluye la importancia del primer día.

Nuevamente en este proceso la madre se convierte en un elemento fundamental en el desarrollo de la personalidad de este futuro adulto, la manera en que sociabiliza en la escuela, la disciplina, la tolerancia, comienza ese proceso formativo en la que puedes convertirlo en un egoísta o enseñarle el valor de compartir.

Como está establecido socialmente y como se entiende el rol familiar común, el padre debe ser el proveedor del hogar, lo común es que la ausencia del padre sea llenada abrumadoramente por la presencia materna, aunque los tiempos cambian y cada día más mujeres son proveedoras del hogar y las responsabilidades son compartidas o la educación de los hijos queda en manos de los abuelos o de las trabajadoras de las guarderías, pero ese es otro tema.

La influencia de Mamá sigue siendo muy por encima de la participación paterna, así que lo más común es que el hijo aprenda las costumbres de la familia materna, aún por encima de las de la familia paterna, porque es ella quien dedica mayor tiempo a la educación.

Se convierte en maestra, compañera de juegos, lo alimenta, lo baña, lo ayuda al ir al baño, el vínculo se transforma en dependencia, queda en la experiencia o en el deseo de cada quien, o en la posibilidad o imposibilidad el grado de dependencia que crea en la relación, nuevamente se convierte en fundamental el vínculo en el desarrollo del individuo, tendrá o no las herramientas y el coraje para enfrentar retos en su vida o correrá a los brazos de mamá por ayuda.

Aunque el tiempo se comparte con papá y crece también el vínculo entre ellos, el brillo de mamá opaca a papá, además el hombre tiene la obligación de corregir, es la figura de autoridad, es el responsable de los castigos, es el "policía malo", mientras que mamá da el reporte pero aboga por él, disminuye el castigo e interviene en su favor, "policía bueno".

Cuando crecen las actividades, si el presupuesto lo permite, los éxitos deportivos, artísticos o de cualquier actividad son proporcionales al tiempo que mamá dedico a llevar, traer, volver a llevar, obligar, convencer, impulsar, apoyar y motivar, una vez más es quién establece esa diferencia.

Es cierto que hay niños que en edad escolar tienen que trabajar para contribuir al ingreso familiar y que los recursos, especialmente el tiempo dedicado a ellos es escaso, hay madres y padres que abandonan a sus hijos, pero el objetivo del blog es hablar de lo positivo del privilegio de ser madre, dejemos a los sociólogos hablar de los problemas sociales.

Comienza la adolescencia y este vínculo maternal permanece, pero se incuba, mañana platicaremos del tema, mientras tanto les dejo la frase para la reflexión...

"Suspendí mi educación cuando tuve que ir al colegio."
George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés
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