Les ha pasado o han visto casos en los cuales al intervenir como mediador en un conflicto se termina siendo parte de él, que parece como si le echaran gasolina al fuego, la gestión de los conflictos es la 9a competencia que se requiere para un liderazgo fuerte.
En todos los grupos sociales sean estos en la familia, en el trabajo o en la sociedad existen los conflictos, es inevitable, el conflicto se origina de las posiciones que toman las personas ante determinada circunstancia, se generan cuando hay escasez de algo que todos quieren, cuando alguien está obligado a hacer algo que no quiere hacer, cuando se desea algo que no se puede obtener, en fin, cuando hay posiciones opuestas.
El líder fuerte reconoce las posturas, identifica las motivaciones personales, encuentra los puntos de coincidencia o el mejor acuerdo posible, lo comunica claramente y ayuda a resolver el conflicto, no lo resuelve por su intervención, colabora con imparcialidad para que los antagonistas encuentren el punto de coincidencia que permita el mejor acuerdo posible.
La gestión de los conflictos implica tener habilidades de negociación, un buen líder es un buen negociador, normalmente elige opciones en las que se de un esquema de ganar-ganar, es decir que todos ganen en el proceso, en un conflicto cada uno de los antagonistas debe ceder una parte de su postura pero debe lograr un avance de la posición de donde partió, ya que si sólo uno cede y sólo uno avanza, es una negociación suma cero: perder-perder o ganar-perder.
La madurez emocional es fundamental ya que permite despersonalizar el motivo del conflicto, concentrarse más en los intereses que en el problema, cuando identificas que es lo que realmente interesa a cada uno de los involucrados en el conflicto, puedes quitar mucho del ruido que está generado por las posturas a las que se aferra cada quién.
La iniciativa creativa que es la primera competencia que comentamos en esta serie ayudará al líder fuerte a encontrar en conjunto con los involucrados soluciones creativas de mutuo beneficio que sean diferentes a las asumidas en sus posturas originales, con eso abrirán una o varias alternativas en las que se pueda llegar rápidamente a los acuerdos.
La objetividad del líder debe ser una garantía en el proceso de solución, no podemos negar que en las relaciones humanas existen simpatías y antipatías, tampoco el líder se puede excluir de esta situación, pero se debe evitar tomar partido y favorecer alguna de las partes, sucederá lo que describíamos al inicio, se echará gasolina al fuego y lo más importante es que el líder perderá la credibilidad ante el grupo, ante el equipo, ante los hijos o cualquier persona con la que se tenga relación e influencia.
Los conflictos no se pueden evitar, pero siempre se pueden solucionar.
Como siempre les dejo la frase para la reflexión...
"Con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras."
Lao-tsé (570 aC-490 aC) Filósofo chino
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