Cierra tus ojos, respira profundamente, exhala el aire despacio, repite esto por tres o cuatro veces, ahora piensa ¿cómo te sientes?, eres capaz de describir tus sentimientos, tienes los adjetivos para identificar lo que tu mente, tu corazón, tu cuerpo te dice.
Me atrevería a asegurar que la mayoría de nosotros no somos capaces de identificar claramente cómo nos sentimos, y si no podemos identificarlo, mucho menos lo podemos corregir y mejorar si fuera el caso. Es común que confundamos sentimientos y sensaciones, incluso estímulos externos nos pueden confundir más, como puede ser ver una película, leer una frase o escuchar una canción.
Si estás triste o te sientes melancólico pero no sabes que lo estás, probablemente reacciones enojado o molesto, contestes agresivamente a la pregunta de ¿qué te pasa?, pero la realidad es que estás triste, escuchas una canción y te dan ganas de llorar.
Estás preocupado, el estrés de la preocupación hace que comas de más, entonces te sientes culpable, reaccionas también agresivamente, la preocupación la transformamos en hambre, en culpa, enojo y entonces vamos haciendo cìrculos viciosos de sentimientos negativos y no sabemos cómo empezó ni cómo romperlo.
El primer paso para cambiar nuestros sentimientos negativos en positivos comienza por tomar conciencia, es decir conocer e identificar nuestras propias emociones, sólo así podremos comunicarlas claramente, especialmente con nuestros seres queridos que forman nuestra red de relaciones positivas, si ellos nos conocen nos ayudarán también de mejor forma, reconocerán el momento en que los necesitamos o el momento que requerimos estar solos para la reflexión.
Si tienes oportunidad, te pido una vez más que observes a los niños, son especialistas en demostrar sus emociones, rien, lloran, besan y abrazan, gritan cuando sienten el deseo de hacerlo, a medida que crecemos, los modales y buenas costumbres nos limitan en la expresión de nuestros sentimientos y por lo tanto dificulta como los identificamos y expresamos. Claro que hay situaciones muy obvias que son sencillas de identificar, a lo que me refiero es a la mayor parte del tiempo en que no lo podemos hacer claramente.
Seamos pues un poco como niños, hágamoslo en nuestro entorno cercano y con la gente con la que nos sentimos bien y en confianza, con nuestras relaciones positivas. Hagamos ejercicios de respiración, de relajación, de introspección. Particularmente para mí un momento muy propicio es cuando hago ejercicio y cuando escribo, busca los tuyos, sal a caminar y disfruta la caminata, ve el paisaje, piensa en lo que estás sintiendo, mírate como si estuvieras fuera de tu cuerpo. Prácticalo y seguramente cada vez te será más fácil identificar si estás sintiendo algo negativo y cámbialo a positivo.
Si sientes enojo, para y piensa en perdón, si estás triste, para y piensa en cosas divertidas como un chiste o una anécdota, te aseguro que a fuerza de repetir estos ejercicios personales te será mucho más fácil cada vez y esa percepción de bienestar estará más cerca de la felicidad.
Mientras tanto, te dejo una frase para la reflexión...
"Somos criaturas tan tornadizas, que acabamos por experimentar los sentimientos que fingimos."
- Benjamin Constant (1767-1830) Escritor y político francés.

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