martes, 3 de diciembre de 2013

Amigos de la infancia II

Ayer se quedaron muchas anécdotas en el tintero y mi querido hermano contribuyó con algunas más para platicarles recuerdos de una de las etapas más felices de mi vida, mi niñez. ¿porqué habría de interesarles algo tan personal?, porque seguramente despertará en ustedes los recuerdos de su propia niñez o por lo menos uno que otro recuerdo feliz.

Recuerdan que hemos hablado sobra la importancia de tener relaciones positivas, así como emociones positivas, en sus hermanos y amigos de la infancia tienen ese par de conceptos que les ayudarán a ser felices.

Mi hermano y yo teníamos muchas opciones para pasarla bien aunque no estuvieramos rodeados de la palomilla, teníamos unas pistolas de plástico con sus fundas y jugábamos a los vaqueros, simulabamos aventuras y peleas como las de las pelìculas y las series que veíamos en esa época como "Bonanza".

Éramos muy traviesos, a veces subíamos a la azotea del edificio de departamentos y escupíamos a las personas, vaya manera de matar la ociosidad, tocábamos timbres y salíamos corriendo, hubo una vez que me atraparon y me llevaron llorando con mi mamá, yo creo que lloraba más por la humillación de ser sorprendido que por el regaño a recibir.

Cuando salíamos de la escuela, teníamos que hacer un trayecto como de 5 calles largas, aproximadamente 500 metros hasta la casa, esa caminata también tenía sus aventuras, a veces era porque estábamos coleccionando estampas para llenar un albúm y el trayecto se hacía interrumpido por el intercambio o porque nos jugábamos las estampas a los "volados", a veces por que nos corretéaba un perro, otras simplemente porque hacíamos el recorrido jugando.

De los amigos del edificio estában Pepe y su hermano Alfredo, vivian en el departamento 4, eran todo un caso, pero nos divertían mucho, especialmente Pepe, tenía una forma de llorar igual a la de Ñoño el del programa del Chavo del Ocho y parecía que tenía un imán para que le pasaran cosas chistosas, una vez jugando beisbol, quiso correr a la base y no se fijo que venía una bicicleta,  lo arolló dándole un giro completo y dejandolo tirado en el suelo, afortunadamente no pasó a mayores, pero tuve uno de esos ataques de risa comunes en mí, que contagió a los demás.

Hubo otra ocasión en que estábamos jugando "números", un juego que consistía en rebotar una pelota contra la pared y decir un número,  quién tenía ese número debía atrapar la pelota, si no lo hacía se "fletaba", es decir, se ponía contra la pared y los demás le tirábamos la pelota para darle, una vez que le tocó "fletarse" a Pepe, cometió el error de recargar su cabeza en la pared, tiró mi hermano Yayo con tal puntería que le dió precisamente en la cabeza, teniendo un doble rebote, con la pelota y con la pared, vino el llanto ñoñesco y el ataque de risa correspondiente.

Cuando estábamos de vacaciones, a media mañana ya teníamos sed y hambre, íbamos a una tiendita a la vuelta de la cuadra que se llamaba "Miscelánea Gerardo", ¡qué casualidad!, comprabamos un monton de 5 mandarinas por 1 peso, recuerdo como si fuera ayer la frescura de la fruta que aliviaba mis dos requerimientos simultáneamente, arriba de esa tiendita había una señora que vendía "pepitas", por veinte centavos nos daba una cantidad de semillas, medidas con un botecito, que llenaba nuestras bolsas infantiles del pantalón.

Quien tiene un hermano de casi la misma edad, sabe a lo que me refiero cuando digo que es tu mejor amigo, es cómplice de travesuras, compañero de aventuras, apoyo en la tristeza, compañía en la alegría, mantuvimos una muy buena relación en las etapas posteriores de nuestra vida, nos fuimos separando un poco porque cada quien tomo su propio camino, incluso hubo etapas de poca comunicación, sin embargo, siempre he sabido que mi hermano está ahí como yo lo estoy para él, lo que compartimos ha hecho un lazo muy grande.

Quiero a todos mis hermanos y hermanas como dice Fox, y a todos por igual como dice mi Mamá, pero Yayo sabe que tiene un lugar especial en mis recuerdos y mi corazón porque además de hermano fue mi mejor amigo de la infancia...

Les dejo mi reflexión en una frase...

"Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer."
Graham Greene (1904-1991) Novelista británico.
 







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