jueves, 14 de agosto de 2014

La magia del cine

A mí me gusta ver películas, me gusta ir al cine aunque ya no lo hago con la misma frecuencia de antes, lo he sustituido por la comodidad de la casa, coincido en la opinión de que no es lo mismo, que el cine se ve mejor en el cine como reza el slogan, pero la realidad es que es más cómodo.

Mis recuerdos del cine me llevan a mi infancia, ir al cine era toda una aventura, íbamos los más chicos de la familia, normalmente eran programas dobles, es decir, pasaban dos películas, había un intermedio a la mitad de cada una, más el intermedio entre ellas, tiempo que era usado para ir al baño o para ir a comprar a la dulcería, la mayoría de los niños para correr en los pasillos, nosotros no lo hacíamos porque no nos dejaban mis papás, pero cuando teníamos la oportunidad de ir solos, no sólo corríamos por pasillos, íbamos hasta los últimos asientos de la galería.

La ida al cine implicaba toda una preparación, como no había dinero suficiente para comprar en la dulcería, además siempre ha habido un sobreprecio en los cines, las palomitas eran preparadas en casa, se hacían con maíz palomero, aceite o mantequilla, una olla, la estufa y ¡listo! comenzar a escuchar los "pops" al reventar los granos de máiz y sentir ese olor característico, había que llenar las bolsas de palomitas, una para cada uno de nosotros.

A veces llevábamos cacahuates, papitas o chocolates, me gustaban las pasitas cubiertas con chocolate, eso lo compraba mi papá afuera del cine, había algunas dulcerías o puestos estratégicamente ubicados para poder hacer esas compras.

Lo curioso era introducir las bebidas al cine, ¿me creerían que mis papás metían los refrescos que venían en botellas de vidrio?, se escuchaba el sonido al destapar las botellas, pero lo más curioso era que se escuchaba el chocar de las botellas en la bolsa que llevaba mi mamá, ¡era una bolsa de las que llevaba al mercado!.

Para nosotros no importaba, estábamos en el cine y teníamos palomitas y refresco para ver la película, como llegábamos muy temprano, mi papá siempre fué así, a veces, cuando comenzaba la película, yo ya no tenía palomitas, aunque siempre podía robarle algunas a Gerardo mi hermano, comía tan despacio sus golosinas, que siempre pensé que le daban más.

Otro detalle que recuerdo era que siempre compraba uno o los dos boletos menos de mis hermanos menores, como el límite para no pagar era ser menor de cinco años, según recuerdo, Gerardo siempre tuvo cuatro años hasta cerca de cumplir los ocho, un boleto menos era un ahorro para una familia como la nuestra.

Con el paso del tiempo, mis papás dejaron de llevarnos al cine, comenzamos a ir solos aunque aún estábamos muy chicos, no cabe duda que eran otros tiempos,  íbamos a las matinés sabatinas con boletos de regalo que daba un banco local por tener una cuenta de ahorro, pasaban las películas de Viruta y Capulina, de Pulgarcito, las de Caperucita y el Lobo, ésas donde sale de lobo el Loco Valdés, pasaban maratones de Tom y Jerry o de Bugs Bunny, o del Coyote y el Correcaminos.

Las salas de cine eran enormes, era difícil que se llenaran, sólo lo hacían en los estrenos, había un par de semanas en que los cines estaban llenos, las películas tardaban uno o dos meses en cartelera, cuando íbamos a las matinés, nos la pasábamos más corriendo que viendo las películas.

Cuando entré a la secundaria mi afición por el cine creció, junto con un amigo de esa época, Rafa el "chivigón", íbamos cada fin de semana al cine, a veces también íbamos entre semana, generalmente el miércoles que tradicionalmente había la promoción de 2 x 1,  hubo ocasiones en que vimos todas las películas de la cartelera, así que repetíamos la que más nos había gustado.

En esa época, los papás del "chivigón" compraron su primera videocasetera, en formato "beta", comenzaba el auge de los video clubes y del cine en casa, la primera película que vimos fue "Christine", la historia del auto que cobra vida basada en una historia de Stephen King, como son las primeras experiencias que dejan huella en los recuerdos.

Hay algunos recuerdos más revoloteando, así que por el momento les dejo una frase para la reflexión...

"El secreto de las películas es que son una ilusión."
George Lucas Director de cine estadounidense.



 

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