martes, 26 de agosto de 2014

La frágil confianza

Hoy por la mañana estaba viendo una entrevista a la esposa del periodista Pedro Ferriz de Con a raíz de una filtración de una aparente aventura extramarital, independientemente de si es cierto o no, las consecuencias, especialmente al ser figura pública, ya se presentaron, dejó su noticiero matutino y ya sometió a la esposa a exponerse a los medios.

No conozco bien el caso y no se trata de emitir un juicio de valor, sólo quiero detenerme en el concepto de la confianza y en lo frágil que puede ser. Creo que ya lo mencioné, pero leí alguna vez que la confianza es como una figura de porcelana, una vez que se rompe, aunque vuelvas a unir sus partes ya no conserva la belleza original.

Pero, ¿la confianza de quién es, de quien la recibe o de quien la otorga?, en mi humilde opinión es de quien la otorga, en el caso de Pedro Ferriz, es su esposa quien la otorga, confía en él, en sus actos y en sus palabras y no lo cree capaz de realizar una acción como la que se le atribuye, quien siente o no la confianza es ella. Desde luego que ese sentimiento es alimentado por las acciones y palabras del periodista, pasadas, actuales y futuras, seguramente el trato y las actividades cotidianas fueron generadores de la confianza.

Ante una situación de esta naturaleza, depende de la certeza de las evidencias para destruir lo construido a través de tantos años de matrimonio, si las evidencias son contundentes y no deja lugar a dudas, es probable que la confianza se desmoronará como castillo de naipes. Tiene que ser muy grande el amor y los otros sentimientos positivos que despierte Pedro con su esposa para transformar la desconfianza en perdón, lo mismo para cualquiera que estuviera en su lugar.

Asumamos por un momento que es verdad, la información que se mantuvo oculta por mucho tiempo salió a la luz con un motivo, evidenciar para destruir, para dañar, si no hay perdón, la persona que sacó a la luz la información cumplió su cometido.

Me llamó la atención que en algunos de sus argumentos, la esposa de Pedro dijo que no iba a permitir que esto destruyera la relación, que no concebía a uno sin el otro y que tenía fijo su deseo de envejecer juntos frente al mar tomados de la mano, creo que la fuerza de su amor supera por mucho el intento de destrucción.

No hay fórmulas mágicas en las relaciones humanas, somos en gran medida lo que sentimos, las emociones negativas, como los celos, la ira, se convierten en el alimento de la desconfianza; sensaciones negativas provocan momentos infelices. Ya lo hemos hablado, nuestra energía debe encausarse a cambiar las emociones negativas a positivas, esto solo se logra con la fuerza del amor, éste abre la puerta al perdón y éste a su vez al olvido. 

¿Cómo será su relación después de ésto?, sólo ellos lo sabrán, cada uno tendrá que vivir con las consecuencias de sus decisiones y sus actos, ayer hablabamos de los aprendizajes que dejan los errores y antes hablamos de como actuar aunque nadie te esté viendo, en este caso la reflexión es más profunda basada en estos conceptos juntos.

La realidad es que la confianza la construyes día a día, con acciones, no sólo con palabras, es tan dificil su construcción que parece que solo agregas una delgadísima pátina cada día, sólo para darte cuenta que basta un momento para hacerla pedazos. La confianza no sólo es en la relación de pareja, es en la amistad, en el trabajo, en una sociedad mercantil, en cualquier relación humana se requiere creer y confiar.

Si bien quien otorga la confianza es su dueño, el receptor adquiere un enorme compromiso: no defraudarla.  En una situación similar te has preguntado: ¿tú qué harías?

Les dejo la frase para la reflexión...

"¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?"
George Eliot (1819-1880) Seudónimo de Mary Anne Evans. Novelista británica.


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