martes, 19 de agosto de 2014

La ciudad de México

Hoy viajé a la Ciudad de México por cuestiones de trabajo, no es de mis viajes favoritos, esta ciudad tiene mucho de que hacernos sentirnos orgullosos, pero a mi juicio tiene un muchos defectos, espero no herir susceptibilidades, sólo es mi humilde opinión.

Desde la época de los aztecas, la gran Tenochtitlan era un imán para las tribus que se desarrollaban alrededor de la gran urbe, los aztecas dominaban por medio de la guerra y el temor era la forma de avasallar a los rivales, pero también existía un comercio floreciente y una actividad económica importante, la riqueza de los pobladores promovía el intercambio de mercancías.

Cuando llegaron los españoles, desde la vista del llamado "Paso de Cortés", que es el paso que forman la separación de los volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl, quedaron maravillados por las obras de arquitectura, las grandes construcciones y los canales navegables que cruzaban la ciudad hacia los cuatro puntos cardinales.

Durante la colonia, la Ciudad cubrió las pirámides aztecas con grandes palacios, la actividad económica se centralizó al grado de que, la pérdida de territorio en los albores del México independiente, fue sólo el colofón a la tendencia a que todo se dictara desde el centro, desde la capital.

Para quienes vivimos en la provincia, la ciudad es vista como un lugar de trabajo, el 70% de los corporativos de las grandes Empresas está en el Distrito Federal, también es la sede del Gobierno Federal y de todas las secretarías de Estado, incluidas la de Marina, Comunicaciones y Transportes, Agricultura, Turismo, que bien podrían estar fuera de la capital, tiene mas de 20 millones de habitantes y concentra la mayoría de la actividad económica del país.

Una ciudad de este tamaño tiene un enorme cantidad de problemas, para algunos de quienes tenemos que viajar representa un suplicio, la altura causa estragos en el organismo, la contaminación contribuye también y el tráfico termina por poner la cereza del pastel. Para comenzar, desde el momento en que el avión se va perfilando para la pista de aterrizaje, puedes observar la dimensión de la Ciudad, parece que no tiene principio ni fin, si el viaje implica verlo desde el aire en la oscuridad, la cantidad de luces se proyecta hasta que se pierde la vista, es enorme e impresionante.

Hacer un trayecto en vehículo por las calles principales implica mas de una hora para recorrer 10 o 12 kilómetros, prácticamente a vuelta de rueda, para los que somos visitantes esporádicos, las motos que se abren camino entre los autos, son amenaza de posibles delincuentes que buscan tu reloj o tu maleta, vas sentado abrazando el maletín, con los seguros puestos y mirando a todas partes, en cuanto llegas te invade un miedo irracional a ser asaltado.

Un viaje de todo el día sólo alcanza para tener una entrevista, no logro entender cómo los capitalinos pueden alcanzar niveles aceptables de productividad cuando pasan tantas horas en el auto en los trayectos, no hay transporte público suficiente, ni siquiera el metro, que permita reducir el número de vehículos que circulan, el programa que evita la circulación de acuerdo a programación, termina haciendo tantas concesiones que sumados a la corrupción no sirve para nada.

He viajado a México en vacaciones, cuando la gran mayoría de sus habitantes hace un éxodo hacia los lugares de playa y de descanso, al igual que yo, muchos otros aprovechan para disfrutarla, es una ciudad que tiene todo para ser disfrutado, museos, atracciones, espectáculos, deportes, gastronomía y muchos atractivos, es por eso que sigue siendo un imán, en la actualidad, al igual que lo era la antigua Tenochtitlan, los mexicanos tenemos una herencia centralista, es tan antigua como su mismo nombre, tal vez es por eso que México significa "en el ombligo de la Luna".

He tenido dos oportunidades para radicar en la ciudad de México y no las he aceptado, la vida da muchas vueltas y no sabemos lo que depare el destino, pero por el momento, esta ciudad es para visitarla sólo un día, por hoy les dejo la frase para la reflexión...

Las ciudades son el abismo de la especie humana.
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) Filósofo francés


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