viernes, 6 de junio de 2014

Mi lenguaje corporal

Es común que me pregunten si estoy enojado, mi respuesta es que no, dificilmente me enojo, al menos eso creo yo, mi lenguaje corporal manda un mensaje diferente y tal vez más cierto, yo creo que no estoy enojado pero mi expresión facial dice que sí.

Les pongo un ejemplo que me pasa muy seguido, cuando tengo hambre me pongo serio, la sensación en mi estómago es molesta, siempre he sido así, me dice mi mamá que cuando era bebé era muy desesperado cuando estaba hambriento, ahora tiendo a fruncir el ceño cuando tengo esa sensación de vacío, no tengo un motivo para estar enojado, pero probablemente si lo estoy por la falta de alimento.

Por mi cabeza pasan muchos pensamientos de todo tipo, tengo la tendencia de abstraerme con facilidad, supongo que las situaciones que tenemos pendientes de resolver de todo tipo, como las laborales, familiares, personales, espirituale o cualquier otras, ocupan mis pensamientos, es probable que las preocupantes hagan que mi rostro denote enojo, no estoy enojado pero parece que lo estoy.

En algún momento, colaboradores que llegaban a tener más confianza conmigo me decían que era muy serio y que eso evitaba que la gente se acercara, pero que una vez que me conocían más se deban cuenta que la seriedad de mi expresión no tenía relación con el trato y que era muy agradable conversar y trabajar conmigo.

Hay reacciones involuntarias en nuestro lenguaje corporal, es dificil identificarlas y mucho mas dificil corregirlas, la manera en que movemos las manos, el cuerpo, pero sobre todo el rostro, nos dice más que las palabras, cuando me doy cuenta que estoy serio, me río, de alguna manera tengo que corregir mi expresión.

A veces cuando me miro en el espejo veo expresiones muy parecidas a las de mi padre, el también se ponía serio, hasta para contar sus chistes, también le preguntaban si estaba enojado, y se que no lo estaba.

Ahora que he estado escribiendo los temas relacionados con las mejoras personales, he puesto en práctica las recomendaciones que hago, creanme, no porque las escriba son más fáciles para mí, son igualmente o más difíciles de aplicar porque me siento comprometido a que funcionen, pero funcionan, es lo bueno.

Cuando percibo que estoy con el ceño fruncido, cambio inmediatamente mis pensamientos a modo positivo, no siempre lo consigo, pero siempre lo intento, ahora me preguntan si algo me preocupa, no me preocupa nada, si el problema tiene solución se arreglará y si no la tiene, no se arreglará, lo único que me falta es avisarle a mi cara.

Como siempre les dejo la frase para la reflexión...

"La función química del humor es ésta: cambiar el carácter de nuestros pensamientos."
Lin Yutang (1895-1976) Escritor y filólogo chino.



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