Ayer estaba buscando una información que me iba a ser de utilidad en el trabajo, solo entré a la página de google, escribí lo que estaba buscando y me aparecieron 16 páginas con 15 datos cada una conteniendo información relativa al tema, en menos de 20 minutos había resuelto mi duda y completado el trabajo.
Hoy que estaba meditando sobre lo que escribiría, esto me vino a la mente e inmediatamente recordé como era en mi niñez la búsqueda de información o la investigación de temas escolares, no estoy seguro si en las papelerías aún venden las monografías y las biografías, comprando esas estampitas resolvíamos las tareas así fuera para las estaciones del año, la revolución francesa o las plantas fanerógamas.
Nuestro esfuerzo de investigación se concentraba en ir a la papelería, comprar las estampitas, copiar lo escrito en el reverso, recortar derechita la imagen, pegarla en una media cartulina o papel cascarón, algunos le ponían color a la orillita para que se viera mejor, escribir el título con plumones de colores y listo.
Recuerdo las enciclopedias de grandes tomos ordenados en orden alfabético, no todos podían tener una, así que lo común era acudir a una biblioteca pública, la tarea entonces llevaba más tiempo porque implicaba el trayecto, solicitar el libro correspondiente, esperar si es que estaba ocupado, buscar el tema, transcribirlo, a veces había que hacer un dibujo para ilustrar el tema. Las copiadoras ayudaron a simplificar el proceso, pero una etapa en que tampoco era muy común ese servicio en las bibliotecas.
En algún momento, mis investigaciones de temas escolares me llevaron a la hemeroteca, a consultar periódicos antiguos, empastados en enormes tomos para poder resguardar los ejemplares, para buscar el tema o la nota teníamos que hacer recorrido página por página, a veces la nota estaba en varios días, así que buscabas en varios tomos, después el mismo proceso, transcribir, dibujar, si había suerte fotocopiar.
Ya que tenías tu información, hacer un resumen, cuando no tenías mucha práctica, terminabas sólo quitando párrafos o renglones, te dabas cuenta que lo habían hecho así porque no había coherencia entre uno y otro párrafo, pero después con la práctica aprendías a usar palabras conectoras y listo.
Después había que mecanografiarlo, una máquina de escribir, hojas y a escribir, el proceso tenía su rito, meter la hoja, alinear las puntas para que no se fuera chueca, alinear con la seña para que no se moviera el margen, calcular el inicio de la hoja y comenzar a escribir, mientras no hubiera errores todo era miel sobre hojuelas, pero si te equivocabas, comenzaba el martirio, subir la hoja, borrar el error, que no se notara sucio, reescribir la palabra correcta. Tal vez eso no suena complicado, pero cuando el error era en el penúltimo renglón de la hoja y al subirlo se te salía del carro de la máquina, ¿qué tal eh?, había que volver a alinear los renglones y que coincidieran las letras, a veces terminaba chueco el renglón, el borrón muy notorio y no te quedaba mas remedio que ¡repetir TODA la hoja!.
Escribir con papel carbón para obtener una copia era toda una odisea, el proceso de alineación que comente en el párrafo anterior, lo tenias que hacer con las tres hojas, original, carbón y papel cebolla o copia, era un papel delgadito para que se pudieran poner varias copias en el carro de la máquina. Parece que estoy hablando del siglo pasado, esperen, si estoy hablando del siglo pasado.
Ahora que lo pienso, si no hubieran inventado la computadora, mi afición por escribir estaría en una lucha permanente con la máquina de terror, corregir lo escrito, poder poner otro párrafo antes, cambiar una idea, una palabra o una frase no se lleva más de dos segundos, ¡una chulada!
Vivimos en la era de la información, lamentablemente también es la era del "copiar y pegar", muchos estudiantes ya ni siquiera leen lo que copian, antes por lo menos lo tenías que hacer para transcribirlo, como siempre todo tiene su lado bueno y su lado negativo, opten siempre por valorar lo positivo.
Mientras tanto les dejo la frase de la reflexión:
"Todo el mundo recibe tanta información durante todo el día que pierde su sentido común."
Gertrude Stein (1874-1946) Escritora y poetisa estadounidense.
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