Ayer me quede con algunos conceptos que me gustaría compartir, les decía que una discusión sin sentido ni objetivo me parecía una pérdida de tiempo, ¿qué caso tiene enfrascarse en un intercambio de argumentos que no llevará a ninguna parte?, a veces esas discusiones estériles a lo único que lleva es a un deterioro de la relación, convierte una relación positiva en negativa, las discusiones se convierten en momentos estresantes y frustantes, que afectan nuestra cuenta emocional de la felicidad, si estos momentos se multiplican nos hace infelices.
Lamentablemente hay personas que les encanta enfrascarse en este tipo de discusiones, como dijo aquel anuncio de la televisión: "dile NO a esa persona, aléjate y cuéntale a quien más confianza le tengas", ya en algún momento hablamos en este sitio de las personas tóxicas, las que discuten son de ese tipo. http://richosan.blogspot.mx/2014/04/personas-toxicas-como-evitarlas.html
Las discusiones a las que me refiero son las que intentan cambiar un punto de vista profundamente arraigado sobre un tema, pero que no produce ningún beneficio tangible para quien se aferra a la argumentación. Me explico, pongamos como ejemplo uno de los temas de ayer, oootra vez el famoso gritito al despeje del portero, si la gente lo deja de hacer ¿qué ganas?, y si lo sigue haciendo ¿qué ganas?, entonces ¿qué importa si estás de acuerdo o no y si la persona con la que conversas piensa como tú o no?. No tiene importancia que haya un cambio de opinión.
Ahora pongamos otro ejemplo, hay que tomar una decisión respecto a la universidad en donde debería estudiar tu hijo y hay dos posiciones distintas ante 2 opciones, entonces el objetivo de la discusión es encontrar los puntos de coincidencia, clarificar pros y contras de cada opción, convencer al otro con argumentos basados, preferentemente en hechos y datos, de los beneficios. De igual manera, aceptar y analizar los argumentos de la contraparte respecto a los contras y los beneficios de su propuesta o elección, así, la discusión tiene sentido y busca obtener la mejor opción.
La diferencia son los juicios de valor, lo que nuestro bajage personal influye en nuestras creencias y establece nuestra forma de pensar, decir y actuar, las escalas, la importancia, jerarquía y prioridad que damos es completamente personal, generalmente, nos relacionamos con personas que tienen empatía con nosotros, es decir que comparten nuestra misma escala de valores, el problema surge cuando, por la razón que quieran, voluntaria o no, nos relacionamos con otras personas que piensan diferente.
Esta situación la podemos enfrentar en la escuela, en el trabajo, con los vecinos, durante un viaje, al interactuar en cualquier actividad social, no acostumbro a hacer juicios de valor respecto a una persona porque si no coincidimos, discutir no nos llevará a ningun resultado positivo. De manera natural quienes pensamos igual nos vamos relacionando, con el resto se queda en relaciones estrictamente profesionales o circunscritas a la sola situación que originó la relación, un trámite o una compra en la tienda, por ejemplo.
En nuestras relaciones cercanas, nuestra familia, tanto en el círculo íntimo como en el ampliado, cometemos el error de querer cambiar la forma de pensar de los demás, la confianza que sentimos nos hace ser más insistentes y esto lleva a discusiones sin sentido que altera la relación como lo dije párrafos arriba, estamos convencidos que debido a que compartimos educación y costumbres debemos pensar igual, pero no, somos individuos con paradigmas personales.
Una buena parte de los conflictos familiares se podría evitar si no pusiéramos tanto énfasis en querer cambiar a nuestros seres queridos o por insistir en que piensen como nosotros, llegando al grado de creer que si no estás conmigo, estás contra mí. Absurdo.
La próxima vez que estés a punto de iniciar una discusión, primero analiza si tiene sentido, si no, para que te desgastas. Como siempre te dejo la frase para la reflexión...
"Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia."
Muslih-Ud-Din Saadi (1184-1291) Poeta persa.
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