lunes, 30 de septiembre de 2013

¿A Tí que es lo que te mueve?

A lo largo de mi vida profesional me ha tocado formar parte de varios equipos de trabajo e incluso he tenido la oportunidad de liderarlos y siempre ha habido integrantes con un desempeño superior al de los demás, así como desempeños promedio y algunos por debajo de la expectativa del grupo.

¿Qué es lo que influye para estos desempeños contrastantes?, sin lugar a dudas es la motivación. La palabra motivación viene de la combinación de motivo y acción, motivo viene del latín motus  que significa movimiento, es la fuerza interna que te empuja a lograr algo.

En ocasiones he utilizado la analogía de que la motivación tiene que ver con los motores que nos impulsan, esos switches internos que activamos cuando queremos lograr algo, esos motores pueden ser el dinero, el reconocimiento, la familia, los hijos, una promoción, un objeto preciado, conocer un lugar lejano, conocer gente, etc. Los motivos pueden ser tan diferentes como únicos somos los individuos pero el factor común es el deseo de conseguir lo deseado.

Entonces, ¿A quién corresponde la motivación, a los factores externos o los internos inherentes a la persona?, ¿en dónde está el motor de un auto?, dentro del auto por lo tanto la motivación corresponde a lo factores internos, corresponde a cada persona identificar qué enciende sus switches y la pone en movimiento.

Veía un programa el fin de semana en donde había pruebas de resistencia, se le hicieron a tres personas, a un piloto de la fuerza aérea, a un marine de élite  a una persona común, las pruebas fueron llevando al límite a cada uno siendo superados y por mucho por el marine, de acuerdo al presentador, la explicación a su resistencia está en su entrenamiento, el cuál es sumamente exigente. Incluso, muchos desertan antes de concluir el programa, me pregunto ¿qué impulsa a terminar el programa a quienes lo hacen? la motivación.

Para poder identificar qué es lo que nos mueve, debemos tratar de hacer un ejercicio de introspección, una vez más detenernos a pensar qué es lo que disfrutamos hacer y hacerlo con pasión, además hacerlo extraordinariamente bien.

Cuando disfrutas lo que haces, no hay adversidades que impidan que lo hagas, ni reto que no pueda ser superado, cuando disfrutas la recompensa alcanzada, se convierte en un motor más para seguir haciéndolo y rápidamente estás inmerso en un círculo virtuoso de resultados, recompensa y más resultados y entonces tu desempeño destaca por encima del promedio.

Por el contrario, no disfrutar lo que haces, hace difícil alcanzar tus objetivos, eso trae más insatisfacción y menos resultados, el círculo es vicioso y culmina con una evaluación negativa del desempeño y si se forma parte del equipo, se afecta a todo el grupo.

La segunda parte de la palabra motivación tiene que ver con la acción, tienes que actuar tienes que modificar las cosas y romper el círculo vicioso si quieres elevar tu desempeño, no puedes tener resultados diferentes si no haces cosas diferentes.

Como siempre les dejo la reflexión del día...

"Somos lo que hacemos, no lo que pensamos ni lo que sentimos."

¿A tí que es lo que te mueve?

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