Que difícil es para la mayoría de las personas encontrar o tener clara cuál es su vocación, pero ¿qué es esto?, es el llamado que recibimos para dedicarnos a algo, el diccionario de la Real Academia dice:
vocación.
Personalmente admiro, por no decir envidio, a quienes sintieron este llamado desde una temprana edad, por ejemplo mis hermanos mayores, uno médico y otro arquitecto sabían a que se querían dedicar, tienen además la habilidad innata para el desempeño de su profesión, uno para el diagnóstico certero y el otro para la belleza en la distribución armónica de los espacios, creo que los demás no fuimos tan afortunados.
El resto de nosotros hemos venido encontrando nuestra vocación a lo largo de los años y dedicándonos a hacer cosas que no siempre disfrutamos y buscando la manera de disfrazar nuestra rutina con pasatiempos de lo que nos gusta, por ejemplo mi hermano Gerardo con la fotografía o quien escribe con este blog, me atrevería a asegurar que así le pasa a la mayoría de las personas.
En este espacio he escrito que hay que hacer lo que te gusta, hacerlo con pasión y hacerlo extraordinariamente bien y no tendrás que trabajar nunca, eso resume lo que a mi juicio es la vocación.
Lamentablemente, muchos somos abrumados por nuestro día a día, por nuestras aflicciones, por nuestras necesidades materiales, por el paso inclemente del tiempo y terminamos haciendo tareas que nos desgastan, que nos vacían y que nos agobian.
Lo peor es que podemos ver nuestros errores reproducidos en nuestros hijos, dispersos sin saber a que dedicarse, que hacer de su vida y nos quedamos preocupados por saber de qué van a vivir cuando no estemos, pero no hacemos nada por remediar esa situación, no fomentamos su participación en diferentes actividades, no detectamos oportunamente sus habilidades y si las detectamos no le ayudamos a desarrollarlas.
Si tienes hijos pequeños, obsérvalos y trata de identificar que actividades disfrutan, si es el deporte, entonces busca una buena escuela de fútbol, basquetbol, ciclismo, natación, etc. y dale también la preparación y el tiempo para que destaque. Si es la música, entonces haz lo mismo y dale las herramientas para que desarrolle su talento. Lo mismo si es la ciencia o la literatura, mientras más tiempo le dedique, más lo disfrutará y más bueno será. Si tus hijos han crecido, toma en cuenta que nunca es tarde y mientras más pronto lo hagan será mejor.
Lo más triste que puede uno ver es talento desperdiciado, y si es en nuestros hijos es más triste aún. El problema es que no nacemos sabiendo ser padres, el ser padre es para mí un poco como el ajedrez, cuando quise aprender a jugar leí un par de libros que me enseñaron los fundamentos básicos, me enseñaron a mover las piezas y seguir algunas jugadas típicas que alguien había usado con éxito, pero eso no es jugar ajedrez. El ajedrez es un juego que se aprende jugando, lo mismo pasa con ser padre, se aprende hasta que lo eres, por mucho que hayas aprendido a mover las piezas.
Ayer decía que no podemos dar lo que no tenemos, así que debemos empezar por nosotros para así estar en condiciones de orientar a nuestros hijos, revisen lo que hacen y si no les gusta, hagan el esfuerzo por modificarlo, bastan 21 días para cambiar un hábito, tracen su ruta y síganla.
Entonces, estaremos en condición de ayudar a nuestros hijos a encontrar su vocación, si es que no lo han hecho ya y convertirnos en facilitadores del proceso, procurando los recursos, impulsándolos y apoyándolos.
En el trabajo, en la empresa, el liderazgo es un poco como ser padres, también se aprende jugando, también tenemos que identificar las competencias y habilidades de nuestros colaboradores y también debemos ser facilitadores del proceso. Mientras más tiempo dedicamos a desarrollar el equipo de trabajo, más sencillo es alcanzar los objetivos planteados.
Pero una vez más, todo comienza por nosotros mismos, no puedes impulsar un cambio si no cambias primero, nadie da lo que no tiene...
Como siempre les dejo la reflexión:
"Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio."
Anna Pavlova (1881-1931) Bailarina rusa. La más célebre de su época
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