El último mes del año es una temporada en la que las personas tienden a ponerse nostálgicas, en las fechas significativas, especialmente la Navidad, junto con los festejos llegan una enorme cantidad de recuerdos, vivencias de la infancia, olores y sabores, remembranza de familiares y amigos que se adelantaron en el camino al lugar que nos tienen prometido.
El estado de ánimo se ve alterado por diversas emociones, así que la primera reflexión es enfocarnos en la forma positiva de ésas sensaciones que nos embargan, que la tristeza le ceda el lugar a la alegría, que pensemos en las cosas buenas que disfrutamos más que en las cosas que sufrimos, llenemos nuestra memoria con recuerdos alegres.
Pero no solamente podemos abonar a nuestra cuenta de felicidad con las emociones positivas de nuestros recuerdos, sino que tenemos la oportunidad de visitar a nuestros familiares o amigos queridos, es el pretexto perfecto para volver a establecer lazos de comunicación perdidos por la desidia y el olvido, es una magnífica oportunidad para perdonar, con la ventaja de "matar dos pájaros de un tiro", porque el perdón es una emoción positiva y restablece una relación positiva.
La cercanía del final del año nos lleva a un recuento de los objetivos planteados y de los objetivos alcanzados, nos permite hacer una evaluación de nuestro cumplimiento, revisar que nos faltó si es que se nos quedaron pendientes por cumplir, nos obliga a replantear nuestro plan de acción y ser más contundentes en la persecución del resultado.
Tenemos prácticamente todo el mes para reflexionar si este 31 de diciembre vamos volvernos a atragantar con 12 uvas rezando una docena de buenos deseos que se quedan ahí o nos vamos a comprometer con 12 objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas, retadores y con un plazo terminal, el compromiso que pongas en la definición te impulsará a conseguirlos.
Si aún no logras establecer tus procesos de mejora personal de una manera consistente, que este fin de año establezca una diferencia respecto a los demás, que se convierta en el punto de partida de una nueva y mejor persona, mejor pareja, padre, hermano, hijo, trabajador, empresario, ciudadano, habitante del mundo.
Los ciclos que se cierran abren la oportunidad de la renovación, del inicio de un nuevo ciclo, puedes enfrentarlo como siempre de una manera improvisada o puedes hacerlo mejor preparado, planeando lo mejor posible lo que quieres hacer y a dónde quieres llegar. Recuerda que para quien no sabe a dónde va cualquier destino es igual.
Por ahora solo queda la reflexión en pocas palabras:
"La reflexión calmada y tranquila desenreda todos los nudos."
Harold MacMillan (1894-1986) Político inglés.
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